La 2023 ha sido una añada complicada en cuanto a meteorología que ha pulverizado récords de temperaturas y sequía. Sin embargo, aunque haya sido un año de preocupación constante, podemos decir que estamos satisfechos.

En un primer momento todo apuntaba a un descenso en la producción a causa de la sequía, pero finalmente las lluvias de primeros de septiembre hicieron recuperar de forma significativa la expectativa de producción. Así podemos hablar de un rendimiento medio de 5.700 Kg/ha, siendo ligeramente inferior al del 2022, y ajustándose a lo establecido por el Consejo Regulador de forma excepcional para esta campaña.

¿Cómo ha sido la uva?

En general podemos hablar de muy buena sanidad de uvas por la ausencia de humedad (salvo algunos viñedos contados de las zonas más bajas), de acidez más baja y también de grandes calidades en los viñedos con maduraciones más lentas ya que, en zonas más arcillosas y cálidas el exceso de calor provocó que las plantas bloquearan el ciclo de maduración para defenderse. En cuanto al grado alcohólico, en muchos lugares, ha sido muy similar a lo habitual.

Las claves:

Nuevamente en 2023 la altitud y la diferencia de los suelos son los factores que han determinado la fecha de recogida. Los viñedos con suelos más profundos y terrenos arenosos se recogieron antes porque les afectó más el clima y sus rendimientos fueron algo superiores a la media. Los viñedos con caliza y arcilla, que se adaptan mejor a la sequía, funcionaron mejor y sus uvas, con menor rendimiento, fueron las últimas que entraron en bodega.

Otro aspecto de gran importancia es el asociado a la pluviometría o reservas hídricas en el viñedo. Ha sido un año seco, con precipitación anual media en torno a los 442 litros, con largos periodos de escasez de agua. Un año que ha arrastrado también las deficiencias hídricas de los años anteriores.

Esto nos obliga cada año a contrastar y aprender para poder tener un manejo del suelo lo más acorde a las características climáticas que nos va a tocar vivir. De la misma forma, nos plantea retos a resolver o soluciones a adoptar de cara a los menores contenidos de acidez de las uvas.

En positivo hay que destacar la perfecta gestión de los riesgos de las enfermedades en viña y, aunque tuvimos un pequeño episodio de helada en la zona Este de nuestro municipio, los daños fueron asumibles, más en un año con restricciones en la producción como este.

Cada año nos da más satisfacción el comportamiento de los viñedos de las zonas altas de Samaniego. Tanto por la frescura de la zona, viñedos muy metidos en la falda misma de la Sierra de Toloño-Cantabria, como por los suelos con un carácter más calizo, donde la viña vegeta sin problemas.

La vendimia:

Ha sido una vendimia planificada en base a controles de maduración realizados parcela a parcela en todos nuestros viñedos, aunque hubo que cambiar planes sobre los inicialmente previstos por la incidencia de las lluvias de primeros del mes de septiembre.

Esto retrasó la vendimia algunos días para recoger las uvas en su momento óptimo de maduración, con una sanidad sobresaliente en su mayoría, salvo algunas parcelas ubicadas en términos algo más delicados.

¿Cómo son los vinos?

Conociendo la calidad y maduración de las uvas, las fermentaciones las adaptamos para adecuarnos a la característica del año y su temperatura.

Este 2023 nos encontramos con vinos más ligeros de lo podría esperarse, buenos en aromas y taninos maduros que ha habido que trabajar mediante maceraciones mucho más cortas.

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